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DIA DEL TRABAJADOR Y LA TRABAJADORA

Desde su instauración en 1889, el 1° de mayo se homenajea a los Mártires de Chicago y a las luchas de la clase trabajadora en todo el mundo. Fueron jornadas de protesta por el derecho a la jornada laboral de 8 horas.

El espíritu de estas luchas, con nuevas reivindicaciones, sigue vigente en el contexto de crisis actual y nos gustaría pensar hoy en que la #pandemia nos está mostrando la importancia que tienen las tareas de #cuidado que realizan las #mujeres. Este trabajo sobreentendido en los hogares, subestimado en la economía y generalmente no pago, recae injusta y desproporcionadamente sobre ellas.

Las mujeres siguen siendo las más afectadas por el trabajo de cuidado no remunerado, sobre todo en tiempos de crisis. Antes de la pandemia ya le dedicaban el triple del tiempo que los varones a estas tareas invisibilizadas, tengan o no otro trabajo fuera del hogar. Hoy esta carga excesiva se ha intensificado. Con el cierre de las escuelas niñas, niños y adolescentes requieren más horas de atención y los grupos de alto riesgo, como las personas mayores, necesitan apoyo para realizar las tareas más rutinarias y básicas, como la compra de alimentos y de medicinas. Estas responsabilidades asumidas por mujeres se acentúan en los hogares de menores ingresos, donde conviven más personas dependientes.

Ellas son imprescindibles en la lucha contra el brote. Hoy recordemos que están teniendo un rol fundamental en comedores, merenderos y centros comunitarios que están atendiendo una demanda creciente de alimentos.

Están en la primera línea de la respuesta y asumen mayores costos físicos y emocionales. Hoy recordemos que el 70% de lxs trabajadorxs de la salud son mujeres. Por lo tanto la presión sobre estos sistemas las afecta de manera significativa. Les afecta más que las jornadas laborales se extiendan, están más expuestas al contagio y sus salarios son 25% más bajos que los de sus colegas varones, quienes ocupan los mayoritariamente puestos de liderazgo.

La reducción de la actividad económica afecta en primera instancia a las trabajadoras informales. Hoy recordemos que las trabajadoras domésticas remuneradas no pueden realizar su trabajo a distancia, por lo que en la mayoría de los casos, han perdido sus ingresos.

En un informe publicado recientemente la CEPAL denuncia que: “es importante que el tiempo de las mujeres no se convierta, como ha sucedido a lo largo de la historia, en un factor de ajuste del que los Estados disponen para afrontar la crisis y los nuevos escenarios económicos.”

Como organización basada en la fe también recordamos que en la comunidad inicial que acompañaba a Jesús las mujeres tenían un lugar muy importante, aunque luego haya sido invisibilizado. Pero fueron ellas las primeras testigos de su resurrección.

Que esa promesa de vida nueva, de vida buena, se convierta de una vez por todas en realidad de igualdad en nuestras sociedades.

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