Haciendo puentes: encuentro de diaconía del distrito metropolitano

El pasado 10 y 11 de agosto de 2024, la comunidad de Baradero de la Congregación Evangélica Alemana en Buenos Aires fue sede del Encuentro distrital de Diaconía del distrito Metropolitano. Durante dos días, 70 personas de diversas obras diacónicas y comunidades de fe se reunieron para abordar los cuatro ejes del Sínodo, junto con integrantes de los equipos de la Fundación Hora de Obrar y SEDI.

Recordando el camino recorrido

El encuentro comenzó con un devocional que invitó a la memoria agradecida, repasando momentos clave en la historia de la diaconía del distrito. Se destacaron historias como la del Hogar Germán Frers, fundado en 1909 para atender a niños y niñas sin familias, de origen alemán, y que se ha transformado en un centro de día adaptado a los nuevos tiempos. Otro relato inspirador fue el de los grupos de jóvenes de los años ’70, quienes se comprometieron con la sociedad y los derechos humanos en un momento de gran peligro para dichas acciones en nuestro país. 

También se recordaron hitos tales como la creación del Instituto Evangélico Luis Siegel, que comenzó como un jardín de infantes y se expandió gracias al esfuerzo comunitario, y la experiencia de la Casa San Pablo en los años ’80, que sentó las bases para una diaconía que cuestiona y busca transformar las condiciones de vida desde una perspectiva teológica comprometida.

Propuestas y desafíos para la diaconía del futuro

En las mesas de trabajo, las personas participantes reflexionaron sobre las proyecciones de la diaconía en el distrito, identificando tres ejes principales:

  • Salud Mental: Se subrayó la necesidad de contener a las personas en las comunidades y de establecer alianzas con municipios y universidades para ofrecer atención integral.
  • Diversidades y Géneros: Se discutió la urgencia de adaptar las instalaciones de las iglesias para ser inclusivas y de promover una cultura de igualdad, reconociendo y superando las concepciones binarias predominantes.
  • Migrantes: Se reconoció la importancia de acompañar a las personas migrantes y en situación de vulnerabilidad, subrayando que la diaconía no es solo filantropía, sino un anuncio del evangelio con un compromiso profundo.

Reflexiones sobre los ejes del sínodo

El trabajo grupal permitió profundizar en los cuatro ejes del Sínodo:

  • Juventudes: Se abordó la necesidad de crear espacios donde las juventudes se sientan respetadas y acompañadas, evitando la sobredemanda y la presión sobre su salud mental.
  • Cuidado de la Creación: Se enfatizó la mayordomía compartida entre todos los seres vivos, promoviendo un cambio de paradigma en nuestra relación con la naturaleza.
  • Mujeres: Se subrayó la importancia de acompañar a las mujeres en su camino hacia la igualdad, creando espacios de escucha y autocuidado.
  • Economía Social: Se abogó por una economía que valore la dignidad humana y que se oponga a las dinámicas de poder que deshumanizan.

Desafíos y compromisos para el futuro

Al cierre del encuentro, se evaluó la potencia de las reflexiones compartidas y se destacó la importancia de la vivencia del encuentro como un espacio para salir de la soledad cotidiana, buscando formas conjuntas de trabajar y sentirnos parte de una iglesia que se extiende más allá de nuestras comunidades locales.

El encuentro concluyó con la celebración de los 10 años de la Fundación Hora de Obrar, renovando el compromiso con la defensa de los derechos humanos y el cuidado de la creación, como pilares fundamentales de la misión diacónica de la iglesia.

Este encuentro distrital de diaconía en Baradero nos dejó un llamado claro: continuar construyendo una diaconía que no solo atienda las necesidades inmediatas, sino que también sea profética y transformadora, comprometida con la justicia y la dignidad de todas las personas.

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Hora de Obrar acompañó a la nueva camada de voluntariado Norte-Sur de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata

La Fundación Protestante Hora de Obrar fue invitada a participar del seminario de apertura de la nueva generación de voluntarios y voluntarias Norte-Sur, provenientes de Alemania. Estas actividades previas son fundamentales para comenzar sus tareas de voluntariado en distintas comunidades de Argentina, Uruguay y Paraguay.

Nicolás Rosenthal, director ejecutivo de la Fundación, compartió la misión y visión de Hora de Obrar, destacando el compromiso con la diaconía, la transformación social, la justicia ambiental, y la igualdad de género. «En estos 10 años nos enfocamos en acompañar procesos de transformación con el objetivo de construir una sociedad equitativa y solidaria. Creemos firmemente en la colaboración y el trabajo comunitario para lograr construir un futuro más justo y sostenible para todas las personas», afirmó Rosenthal.

Nahuel Gravano, responsable de proyectos de la Fundación, ofreció una perspectiva histórica y un análisis del escenario político actual en la región rioplatense. Su intervención brindó a los y las voluntarias un marco contextual necesario para comprender mejor la realidad en la que estarán inmersos durante su experiencia de voluntariado.

Pamela Peñin y Patricia Wawrysiuk, del equipo de programas y proyectos de la Fundación, llevaron a cabo un taller sobre educación sexual integral. En el mismo, abordaron temas como el consentimiento, las estrategias de cuidado, y la protección para garantizar una salud reproductiva y no reproductiva adecuada. Además, Peñin dirigió un segundo taller enfocado en el cuidado personal, orientado a que los y las voluntarias desarrollen estrategias para su bienestar y el de sus compañeros y compañeras durante esta experiencia.

El acompañamiento se completó con un taller sobre salud mental y la construcción de una cartografía de cuidado, facilitado por Martín Elsseser, responsable de diaconía comunitaria en Hora de Obrar. En este espacio, los y las jóvenes reflexionaron colectivamente sobre las preocupaciones, miedos e inseguridades que pueden surgir en su labor voluntaria. A través de la identificación de actores clave, como la familia, amigos, instituciones y referentes, los y las participantes pudieron construir una red de apoyo que les permitirá enfrentar los desafíos que se presenten en este tiempo. El taller culminó con la idea de construir procesos de salud mental y bienestar integral desde una perspectiva comunitaria.

Desde Hora de Obrar celebramos el compromiso de este nuevo grupo de voluntarios y voluntarias. Esperamos que el tiempo que dediquen a la labor diacónica en nuestras comunidades sea enriquecedor, lleno de aprendizajes y alegrías compartidas.

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Futuro verde: Hora de Obrar presente en la escuela de verano de Mission Eine Welt

La Summer School 2024 reunió en Alemania a liderazgos religiosos, activistas y académicos y académicas de todos los continentes, para discutir y abordar los desafíos climáticos desde una perspectiva de fe y acción.

Mission EineWelt, el centro de colaboración, desarrollo y misión de la Iglesia Evangélica Luterana en Baviera, se dedica a promover la cooperación global, el desarrollo sostenible y el respeto por los derechos humanos, trabajando en conjunto con iglesias y organizaciones de todo el mundo. Sus summer schools, o escuelas de verano, son programas educativos intensivos que abordan temas como la justicia global, los derechos humanos, la paz y la misión cristiana. Estas escuelas ofrecen conferencias, talleres y actividades interculturales, con el objetivo de fomentar una comprensión más profunda de los desafíos globales desde una perspectiva teológica y ética, e inspirar a los participantes a convertirse en agentes de cambio en sus comunidades.

Este año la Summer School se desarrolló en torno a dos momentos de estudio. El primero, sobre el impacto ambiental en la vida y la teología de Martín Lutero, tuvo lugar en las ciudades icónicas de la llamada «ruta de Lutero», como Eisenach, Wittenberg y Magdeburg, en Alemania del Este. El segundo momento, sobre el impacto ambiental en la vida y misión de las iglesias en la actualidad, se llevó a cabo en Neuendettelsau y Nürenberg, sedes de Mission Eine Welt en Baviera.

Durante las sesiones y talleres, se discutió ampliamente sobre qué es la justicia climática y qué es la justicia en la Biblia (2 Sa 12,1-12), realizando un mapeo conjunto de la situación ambiental global y de las acciones de las iglesias participantes, desarrollando ideas para implementar los 17 Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS) de forma concreta en las iglesias.

Para ilustrar dichas acciones, se visitó un proyecto de vida comunitaria comprometido con el cuidado del ambiente y la defensa de la paz, recorriendo locales que comercializan productos agroecológicos, y presenciando una exposición sobre el trabajo de Mission Eine Welt en todo el mundo. Tras una caminata por un bosque, se realizó una memoria de textos bíblicos que hablan de la justicia, debatiendo acerca de las posibles acciones que pueden llevar a cabo las Iglesias para mitigar el cambio climático, como estrategias de comunicación audiovisual y técnicas grupales de educación comunitaria.

El pastor Jorge Weishein, quien representó a la Iglesia Evangélica del Río de la Plata en este encuentro, comenta que uno de los debates destacados giró en torno a la sostenibilidad de las prácticas eclesiásticas en este contexto de crisis climática. Resultó novedosa la evaluación de la huella de carbono de las actividades religiosas y la viabilidad de mantener templos históricos que, aunque culturalmente valiosos, tienen un gran impacto ecológico. “Este tipo de análisis nos impulsa a reconsiderar nuestras propias prácticas y a explorar formas de alinear nuestra misión con los principios de sostenibilidad y cuidado de la creación”, agregó.

La participación en este encuentro permitió fortalecer lazos con personas, referentes de iglesias y organizaciones diacónicas comprometidas con la justicia social y climática en diferentes regiones del mundo. Las similitudes en los desafíos que se enfrentan en contextos de pobreza y desigualdad ponen de manifiesto la importancia de la colaboración global para alcanzar objetivos comunes como organizaciones basadas en la fe.

Estos espacios de aprendizaje y reflexión resultan relevantes para el trabajo de la Fundación. Los vínculos, conocimientos y perspectivas adquiridos en la Summer School nos inspiran a continuar trabajando con mayor determinación por una sociedad más justa, equitativa y solidaria.

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Jóvenes líderes de 12 países participaron en la Consulta Internacional Acción para el Cuidado de la Creación

Hora de Obrar organizó la séptima edición del encuentro que convoca referentes de la ecoteología, activistas, funcionarios y funcionarias para construir estrategias para un futuro sostenible. La jornada se desarrolló en el marco del Foro de Justicia Climática de la Federación Luterana Mundial.

La VII Consulta Internacional Acción para el Cuidado de la Creación, realizada en Eldorado, Misiones, se centró en la urgente necesidad de abordar el cambio climático desde la perspectiva de las juventudes. En el marco del 12° Foro de Justicia Climática de América Latina y el Caribe de la Federación Luterana Mundial, jóvenes líderes de más de 12 países se reunieron para reflexionar y actuar sobre los derechos humanos y la justicia climática, en un esfuerzo por salvaguardar la creación, siguiendo los principios cristianos de responsabilidad ambiental.

Eduardo Saldivia, del Ministerio de Cambio Climático de Misiones, expuso sobre las políticas climáticas locales y destacó la implementación de un plan provincial que aborda la energía, la industria y los residuos desde un enfoque sostenible. Estas iniciativas no solo buscan mitigar los efectos del cambio climático, sino también proteger los bosques nativos, esenciales para la biodiversidad y el equilibrio ecológico de la región.

En el ámbito global, Adrián Martínez de Costa Rica subrayó la importancia de la incidencia política y la investigación en comunidades vulnerables al cambio climático. El investigador en Gobernanza Climática explicó que la transición hacia energías limpias y el financiamiento climático son temas críticos en las negociaciones internacionales, como se vio en la COP 28; y aseguró que estos esfuerzos son vitales para cumplir con los compromisos del Acuerdo de París y avanzar hacia una justicia climática real y equitativa.

Desde Córdoba, Dolores Bass habló sobre el papel crucial de las juventudes en la agenda climática. Con un enfoque en la participación política y la gestión de la economía circular, la activista destacó que los jóvenes están demostrando ser agentes de cambio, capaces de influir en las políticas locales y globales para construir un futuro más justo y sostenible.

Finalmente, Fernando Hancherek, representante de la Municipalidad de Posadas, centró su exposición en la importancia de la economía circular para la gestión de residuos en el ámbito local. Explicó cómo la capital misionera ha implementado un sistema que maximiza el tiempo de vida útil de los materiales dentro del ciclo económico, reduciendo la necesidad de extraer nuevos recursos y minimizando la generación de basura. Hancherek destacó la labor del Centro Verde Municipal y los puntos limpios, donde se reciben y gestionan residuos voluminosos, y subrayó el rol fundamental de los recuperadores urbanos en este proceso.

Con la convicción de que cada acción cuenta, los liderazgos luteranos juveniles de América Latina se comprometen a seguir luchando por un planeta donde el cuidado de la creación sea una prioridad para todos. Estas consultas internacionales, impulsadas por la Pastoral de Promoción para el Cuidado de la Creación (PPCC) de la Fundación Protestante Hora de Obrar, se erigen como un espacio de encuentro para activistas y especialistas de la agroecología y la ecoteología.

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Hora de Obrar protagonista en el ciclo «EncUEntros” de la Unión Europea

El proyecto Tape Pora subió al escenario del ciclo que celebra la alianza de la delegación de la Unión Europea en Argentina con la sociedad civil.

La Unión Europea invitó a la Fundación Hora de Obrar a compartir la experiencia del proyecto Tape Pora de la mano de su codirector, Javier Allara. Empleos Verdes Locales, Trama y Redes Chaco también contaron sus experiencias en un formato que busca difundir y visibilizar ideas, proyectos y personas para que pueden expandirse y crecer junto a otras.

Allara narró cómo una búsqueda personal lo llevó hasta la selva misionera y a involucrarse en el proyecto Tape Pora, con el que buscó promover una mejor calidad de vida para las comunidades indígenas mbya guaraní, con acceso a la educación, al agua, a la salud y a la justicia. Este viaje derribó fronteras y prejuicios, para darle la bienvenida a la verdadera transformación. La charla se puede revivir en el canal de YouTube de la Union Europea en Argentina.

El proyecto Tape Pora de la Fundación Hora de Obrar fue seleccionado en 2020 entre otros 370 presentados ante la UE. Entre los resultados más destacados, Tape Pora implementó 32 obras de luz y agua, redujo un 45% la deserción escolar en año en el secundario BOP 116, produjo material educativo bilingüe, capacitó a más de 1000 personas y fortaleció la salud integral indígena, facilitó el acceso a la justicia y también promovió la seguridad alimentaria a través de la producción de 470 toneladas de alimentos.

La delegación de la UE en Argentina creó el ciclo de charlas en 2021 con el objetivo de difundir y visibilizar ideas, proyectos y personas que pueden expandirse y crecer junto a otros, compartiendo su experiencia y tendiendo redes en sus entornos.

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100 años de memoria indígena: ¿qué fue la Masacre de Napalpí?

El 19 de julio de 1924 efectivos de gendarmería y policía asesinaron a entre 500 y 700 indígenas Qom y Moqoit en Chaco. El delito de lesa humanidad no tuvo condenas para los responsables políticos ni materiales. En el trasfondo la disputa por el territorio indígena. Darío Aranda escribe para Tierra Viva.
Foto: Telam

En la Fundación Protestante Hora de Obrar, nos comprometemos firmemente con la defensa de los derechos indígenas, un sector históricamente postergado y excluido en nuestra sociedad. Reconocemos la deuda que nuestra comunidad tiene con los pueblos originarios y apoyamos activamente su lucha por justicia y reconocimiento. En este marco, compartimos la siguiente nota para destacar la labor de la Junta Unida de Misiones (JUM) en el Chaco, acompañando a los pueblos qom, wichí y mocoví durante los últimos 60 años. Nuestra misión es recordar, visibilizar y apoyar el camino hacia la reparación y la justicia para las comunidades indígenas.

Por Darío Aranda*

Durante 45 minutos se escucharon los fusiles de los gendarmes y policías. Y también resonaron los gritos de cientos de indígenas Qom y Moqoit. Fue el 19 de julio de 1924, a las 9.30 de la mañana, en el Chaco. «Masacre de Napalpí», es el nombre histórico del hecho atroz. Por el asesinato de entre 500 y 700 indígenas no hubo condenados. La decisión de la matanza fue política y el motivo, tan vigente, el interés económico-empresario-gubernamental de exprimir los territorios indígenas. «La reparación tiene que ver con las tierras. Y el Estado es responsable», afirmó David García, del Pueblo Qom e integrante de la Fundación Napalpí.

Napalpí (el lugar hoy lleva el nombre de «Colonia Aborigen») está ubicada a 120 kilómetros de Resistencia. Allí funcionaba la Reducción de Napalpí, donde hombres, mujeres y niños eran obligados al trabajo esclavo. El Estado de entonces sometía a los pueblos originarios en «reducciones», donde el discurso oficial era «civilizar» al indígena. Pero Napalpí era una suerte de campo de concentración, donde reinaba la explotación, el sometimiento y la violación de derechos.

El Territorio Nacional del Chaco (aún no era provincia) ya se perfilaba como un gran productor de algodón: 50.000 hectáreas de cultivo y pretendía ir por más, de la mano de la demanda internacional. Estaba gobernado por Fernando Centeno y el presidente de Argentina era el radical Marcelo T. de Alvear.

Los libros históricos «Memorias del Gran Chaco» (de Mercedes Silva) y «Napalpí, la herida abierta» (de Vidal Mario) coinciden en describir el maltrato extremo y constante que sufrían los indígenas. Y la reconstrucción de aquel momento confirma que se habían organizado en reclamo de mejoras e, incluso, la posibilidades de irse a los ingenios azucareros de Salta y Jujuy.

Ese fue el motivo de lo que sobrevendría en la mañana del 19 de julio. El Regimiento de Gendarmería de Línea (en 1938 pasaría a llamarse Gendarmería Nacional) y la policía se movilizaron hasta Napalpí. Más de cien efectivos. Y a las 9.30 se inició el fusilamiento. Duró al menos 45 minutos. Pero no quedó solo allí: los efectivos avanzaron sobre los heridos, los remataron e incluso realizaron una cacería de semanas sobre los que habían podido escapar.

El 29 de agosto —cuarenta días después de la matanza—, el ex director de la Reducción de Napalpí, Enrique Lynch Arribálzaga, escribió una carta que fue leída en el Congreso Nacional: “La matanza de indígenas por la policía del Chaco continúa en Napalpí y sus alrededores; parece que los criminales se hubieran propuesto eliminar a todos los que se hallaron presentes en la carnicería del 19 de julio, para que no puedan servir de testigos si viene la Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados”.

Marcelo Musante, sociólogo y parte de la Red de Investigadores/as en Genocidio y Política Indígena lleva más de quince estudiando lo sucedido en el Chaco. Y suele enumerar los nombres primarios de la matanza: el gobernador Fernando Centeno; el jefe de Policía Diego Ulibarrie; el comisario Roberto Sáenz Loza, el sargento Alejandro Verón y el administrador de la Reducción, Mario Arigó. También recuerda que el ministro del Interior de la Nación era Vicente Gallo.

«La Masacre de Napalpí fue una consecuencia de las características del sistema de disciplinamiento impuesto desde el Estado y los sectores privados de la región a los pueblos indígenas. La matanza continuó los días siguientes con la policía persiguiendo a la gente por el monte. Los relatos de las personas sobrevivientes son de espanto y crueldad. Asesinatos de niño/as y anciano/as, violaciones, mutilaciones y cuerpos quemados en fosas comunes. Durante mucho tiempo, la Masacre de Napalpí fue encerrada al olvido», describe.

Los diarios de la época —tan parecidos a los del presente— hablaron de «enfrentamiento». Musante recuerda que el diario La Nación, el día mismo de la masacre, publicó una nota mencionando telegramas de preocupación de la Cámara de Comercio del Chaco y de la Sociedad Rural al presidente Alvear, respecto al riesgo que podría correr la producción agrícola. El Ministerio del Interior mencionó en sus memorias que “dicha reducción (de Napalpí) sufrió grave retroceso por indígenas traídos de distintos puntos del territorio por agitadores de profesión que cometieron desmanes de todo género”. Musante aclara: «El indígena aparece como el culpable. Como el sujeto que se relaciona con ‘agitadores’ y pone en riesgos el desarrollo económico».

Una excepción fue el periódico Heraldo del Norte: “Como a las 9, y sin que los inocentes indígenas realizaran un solo disparo, hicieron repetidas descargas cerradas y enseguida, en medio del pánico de los indios (más mujeres y niños que hombres), atacaron. Se produjo entonces la más cobarde y feroz carnicería, degollando a los heridos sin respetar sexo ni edad”.

Memoria, verdad y justicia

Los responsables materiales e intelectuales nunca tuvieron condena. Ni estuvieron sentados en ningún banquillo de los acusados. Fue un crimen silenciado en Chaco (y mucho más en el resto del país). Gracias, sobre todo, a la propia organización de las comunidades indígenas fue que se avivó la memoria. También colaboraron —desde distintos lugares— historiadores, investigadores, docentes y periodistas.
Fue vital la conformación y el trabajo de la Fundación Napalpí, que siempre exigió justicia por la masacre.

Juan Chico, historiador qom, nacido y criado en el lugar de la matanza y parte de de la Fundación Napalpí, fue un activo militante por la memoria y la justicia. Escribió (junto a Mario Fernández) el libro «Napalpí. La voz de la sangre». Siempre recordaba que los asesinados fueron al menos 700 personas (mucho más de los 200 que mencionan los diarios de la época) y valorizaba que en el Chaco se hablara cada día más de la masacre de indígenas. Y solía trazar un paralelo con el presente: “Argentina ha avanzado mucho respecto de los derechos humanos, pero pareciera que los indígenas tenemos derechos humanos de segunda, parte de la sociedad nos sigue considerando inferiores y nuestro genocidio sigue invisibilizado”.

El Estado chaqueño pidió públicamente perdón en 2008

En 2022 se realizó, en tribunales federales, un «juicio por la verdad» por Napalpí. En palabras del mismo Tribunal, “tuvo la finalidad de conocer la verdad de los acontecimientos, calificado por la Fiscalía como delito de lesa humanidad, ejecutado por el Estado y civiles, con el fin de acallar la protesta de los pueblos indígenas por mejores condiciones de trabajo”. El debate no buscó responsabilidades penales, sino hacer una determinación judicial de los hechos y conocer la verdad de lo acontecido.

Este tipo de juicios tiene su antecedente en los procesos judiciales por los hechos de la última dictadura cívico-militar, mientras estaban vigentes las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. En el caso de Napalpí las personas que debieran ser juzgadas ya estaban fallecidas, pero el proceso sirvió para establecer la responsabilidad del Estado en la violación a los derechos humanos.

«Napalpí fue parte de un plan sistemático para destruir a los pueblos indígenas«, señaló el qom David García en el marco del juicio. El Juzgado Federal N°1 de Resistencia, a cargo de Zunilda Niremperger sentenció que existió responsabilidad del Estado argentino en el asesinato de entre 400 y 500 personas de los Pueblos Qom y Moqoit. «La masacre fue un delito de lesa humanidad cometido en el marco de un proceso genocida de los pueblos indígenas», estableció la jueza Niremperger.

La sentencia reclamó al Estado Nacional medidas reparatorias para esos pueblos en materia de políticas de salud, de educación, de capacitación a las fuerzas de seguridad en diversidad cultural y de construcción de memoria sobre los hechos. Pero no se aludió a la reparación en materia de restitución de tierras a las comunidades.

La Jueza confirmó la categoría de delitos de lesa humanidad para la represión, la matanza y la persecución que constituyó la Masacre de Napalpí, “cuya imprescriptibilidad posibilita que a pesar del tiempo transcurrido se pueda investigar, y de ese modo procurar su reconstrucción desde una perspectiva histórica”.

El 11 de julio, en la ciudad de Buenos Aires, se realizó una jornada titulada “Napalpí. A 100 años de la Masacre”, donde no sólo se conmemoró lo sucedido en 1924 sino que también se analizaron las implicancias en el presente. Tuvieron la palabra integrantes de los pueblos Qom y Moqoit, de la Fundación Napalpí, historiadores, abogados y antropólogos, entre otros.

Estuvo presente García, de la Fundación Napalpí: «Nuestros hermanos siguen con muchas necesidades, sin trabajo, dependiendo muchas veces de la entrega de comida. Necesitamos el territorio suficiente y políticas de apoyo para vivir dignamente».
Este 19 de julio, a cien años de la matanza, habrá actos en Resistencia y en Colonia Aborigen (como fue renombrado el lugar por el Estado), donde sucedieron los crímenes.

Un modelo económico-político y un proceso genocida que no termina

La (mal) llamada «Conquista del Desierto» es la más conocida de las campañas militares contra los pueblos originarios. Pero no fue la única. También hubo una campaña al oeste (Cuyo) y otra al norte, también llamada del «Desierto verde». Cada una tuvo su particularidad, pero todas coincidieron en atentar contra la vida indígena y apropiarse de sus territorios. ¿El objetivo? Incluir esas tierras al mercado capitalista, a la «producción», obtener dinero, aunque implique miles de vidas.

La Red de Investigadores/as en Genocidio y Política Indígena acuñó una definición que señala que los pueblos indígenas sufren un proceso con prácticas genocidas que aún no terminó, donde los campos de concentración (desde Valcheta a Martín García), las matanzas (desde Napalpí a Zapallar o Rincón Bomba) tienen un punto una continuidad histórica en las muertes por desnutrición y enfermedades evitables en comunidades de Salta, o en la represión que padece el Pueblo Mapuche, en los asesinatos del diaguita Javier Chocobar o Rafael Nahuel.
En el mismo Chaco, un siglo después, el avance de la frontera agropecuaria avanza sobre bosque nativos y, al mismo tiempo, viola derechos de indígenas y campesinos. Siempre con la complicidad del poder político y Judicial.

Ni el genocidio indígena ni Napalpí tuvieron reparación. El motivo es simple: todo intento de hacer justicia para los pueblos indígenas debe incluir —por la propia demanda originaria— el territorio. Y, sin distinguir color político, los gobiernos prefieren esas tierras para el extractivismo (petrolero, minero, forestal, agropecuario).

Aún así, como desde hace generaciones, los pueblos indígenas seguirán exigiendo lo que los hace ser quienes son: el territorio. Para cuidarlo, sembrarlo, para convivir.

*Artículo publicado originalmente en Agencia Tierra Viva:
Cien años de la Masacre de Napalpí: un delito de lesa humanidad y la memoria indígena que clama territorio – Agencia de Noticias Tierra Viva

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Hora de Obrar en el Coloquio “Educación, relaciones de género y sexualidades”

Este encuentro organizado por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, el Colectivo Mariposas Mirabal y el Grupo Saberes Corporales, reunió a actores del sistema educativo, sindicatos, colectivos docentes, estudiantiles y organizaciones de militancia, consolidando un espacio para la reflexión y el intercambio en un contexto nacional cada vez más adverso.

El XI Coloquio se desarrolla en un momento histórico marcado por el avance de discursos fundamentalistas que amenazan los derechos humanos, en particular los derechos sexuales y reproductivos. Ante este escenario, el evento propone un espacio de diálogo y producción teórico-práctica que busca fortalecer la defensa de la Educación Sexual Integral (ESI) como un derecho fundamental.

La Fundación Protestante Hora de Obrar participó del panel de “procesos de institucionalización de la Ley Nacional de Educación Sexual Integral”, donde se abordó el estado de situación de la ESI en Argentina, enfocándose en las escuelas confesionales protestantes. El pastor Jorge Weishein destacó la importancia de este espacio ecuménico para reflexionar sobre la implementación de la ESI en las escuelas evangélicas, que enfrentan desafíos únicos en un país donde la educación religiosa y la laicidad están en constante tensión.

La Fundación también fue invitada al panel «Debates recientes sobre sexualidades, género, derechos humanos y educación, y sus impactos en las políticas públicas». La Lic. Pamela Peñin y el pastor Jorge Weishein abordaron la implementación de los derechos sexuales, reproductivos y no reproductivos desde una perspectiva de género en el ámbito protestante argentino. Compartieron la experiencia de la Fundación Hora de Obrar para promover la plena implementación de  la Educación Sexual Integral en espacios de educación formal, y no formal, como centros de día.

Se discutieron las tensiones y los desafíos que enfrentan estas instituciones en la implementación de la ESI, así como las estrategias desarrolladas para promover un enfoque interseccional que permita la construcción colectiva de proyectos de vida. La fundación subrayó su compromiso con la defensa de los derechos humanos, en especial frente al avance de los fundamentalismos que buscan socavar los logros alcanzados en materia de igualdad de género y derechos sexuales reproductivos y no reproductivos.

Hora de Obrar reafirma su compromiso en la promoción de la ley de ESI en Argentina, destacando la importancia de un enfoque que integra la fe con la defensa de los derechos humanos. Este compromiso se refleja en la labor continua junto a 20 las escuelas evangélicas para una educación que respete la diversidad y fomente vínculos saludables basados en el amor al prójimo.

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La Red Trinacional fortalece lazos para restaurar el corazón verde del Alto Paraná

Este Encuentro de Diálogo de Restauración del Paisaje de la Ecorregión del Alto Paraná se llevó a cabo del 29 al 31 de julio y reunió a diversos actores de Argentina, Brasil y Paraguay. El objetivo fue generar un plan de acción con perspectivas estratégicas para revertir el desmonte y proponer soluciones de restauración a largo plazo, integrando a todos los sectores involucrados, el sector privado, el Estado, ONGs, comunidades originarias, productores y campesinos locales.
De izquierda a derecha: Nahuel Gravano, Hugo Ocampo, Adriana Benítez, Marcelo Morinigo, Romario Dohmann, Dario Dorsch, Claudio Morinigo.

La Fundación Hora de Obrar aportó su perspectiva basada en su experiencia trabajando con comunidades de fe y pueblos originarios en Misiones. Esta experiencia se integra en la Red Trinacional, contribuyendo tanto con conocimientos técnicos como con una cosmovisión indígena enriquecedora, gracias a la participación de referentes mbya en los grupos de trabajo del encuentro.

«El objetivo principal es generar un plan de acción integral que aborde los desafíos del desmonte y promueva la restauración a largo plazo», afirmó Nahuel Gravano, responsable de proyectos ambientales y sociales de Hora de Obrar.»Desde nuestra organización, estamos aportando nuestra experiencia en la vinculación con comunidades de fe y pueblos originarios, así como los conocimientos técnicos adquiridos a través de nuestros proyectos”.

La Red Trinacional de Restauración del Bosque Atlántico busca promover acciones organizadas y fortalecer las estrategias territoriales en Argentina, Brasil y Paraguay. Con más de 30 organizaciones y 20,525 hectáreas en proceso de restauración, esta red ha sido seleccionada como uno de los primeros 10 proyectos emblemáticos del Decenio de Restauración de las Naciones Unidas. Este reconocimiento destaca la importancia de la restauración del Bosque Atlántico y proporciona mayor visibilidad y apoyo a las iniciativas actuales, alineadas con el Plan de Acción del Decenio para América Latina.

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