La experiencia agroforestal piloto se desarrolla en una hectárea de la comunidad guaraní de Tekoa Mirí con plantines del Instituto Línea Cuchilla.

A través del proyecto Crece Selva Misionera, la Fundación Hora de Obrar impulsa la reforestación de áreas agrícolas para hacer frente al cambio climático y fortalecer la biodiversidad local. Como parte de esta iniciativa, en septiembre de 2025 se llevó a cabo una jornada de interplantación de frutales en los cultivos de yerba de la comunidad mbya guaraní Tekoa Mirí, en la colonia Oro Verde (Misiones).
Romario Dohmann, referente del proyecto ambiental, destacó el carácter colectivo del proceso en colaboración con el INTA Misiones, el profesorado en Ciencias Agrarias y Protección Ambiental (PROCAYPA) y el Instituto Línea Cuchilla de Ruiz de Montoya, cuyo vivero produce las nativas.
“Estamos acompañando a una comunidad donde más de 30 familias viven de la tierra, buscando procesos agroecológicos de producción que integren cultivos anuales, yerba y frutales nativos. Este trabajo no sería posible sin el aporte de instituciones educativas, el municipio y, sobre todo, el compromiso intergeneracional de la comunidad”.


El cacique Timoteo Méndez lo valoró como un paso importante hacia la autonomía productiva de la aldea: “Queremos que la comunidad pueda tener su propia chacra de yerba para cosechar y generar ingresos. Es pensar en nuestros hijos, para que aprendan y continúen este trabajo”.
Para el INTA Misiones, el desafío es lograr que la producción de yerba se inserte en un modelo agroforestal que combine rentabilidad y sostenibilidad. “La plantación en curvas de nivel y el acompañamiento de especies frutales nativas no solo mejoran el suelo, sino que también diversifican la alimentación y aportan al sistema de manera integral”, explicó la ingeniera forestal Mara Schedler.

Durante la jornada se realizaron prácticas de conservación de suelos, como la sistematización de lotes, la marcación de curvas de nivel y el trazado de caminos, todas orientadas a respetar el relieve y preservar el ambiente junto al PROCAYPA.
“El impacto va más allá de lo técnico: es la prueba de que cuando las comunidades, las instituciones y los jóvenes trabajan juntos, el resultado es mucho más fuerte. Se trata de sembrar alimentos, biodiversidad y futuro”, resumió Dohmann.
Así lo expresó la estudiante de Ciencias Agrarias, Aimara Saxer: “Todo lo que vemos en clase hoy lo vivimos en el terreno. Pero lo más valioso es el intercambio con la comunidad, aprender de su modo de trabajar y de vivir en relación con la naturaleza”.