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¿Cómo funcionan los poderes en este mundo en que estamos viviendo en estos días en pandemia? Compartimos un nuevo aporte para la diaconía comunitaria basado en Lucas 19,37-40. Por Pastor Jorge Weishein.

Estimadas hermanas y estimados hermanos,

el reconocimiento al humilde poder de Dios ante los poderes despiadados del mundo nos llevan a la reflexión sobre cómo funcionan los poderes en este mundo en que estamos viviendo en estos días en pandemia.

Al comienzo de la pandemia en diferentes lugares del mundo gran parte de la población aplaudía al personal médico a una misma hora para expresar su reconocimiento por su labor. Las olas de pandemia, los decesos, los conflictos políticos, la crisis económica, la distribución desigual de vacunas, la desinformación de los medios, fueron cambiando el ambiente a nivel mundial. Existe una sensación de enorme hartazgo ante el aislamiento social y un malestar cada vez más evidente ante la ineficacia de las medidas de prevención y su incumplimiento. En este contexto, las y los profesionales de la salud tienen la responsabilidad de cuidar de la vida de las personas en el trato directo con la población. ¿Cómo viven ellos todo lo que estamos viviendo? Aquellos liderazgos que tienen la responsabilidad global de velar por la vida en el planeta, ¿qué piensan sobre cómo estamos manejando la pandemia en todo el mundo?

En el año 2020 se hizo un estudio en Argentina sobre las preocupaciones del personal de salud público y privado durante la pandemia. El personal médico ocupa en este tiempo uno de los roles sociales más esenciales en la protección de la vida de las personas. ¿Qué cosas les preocupan a ellos?

El problema no pasa por falta de personas a cargo ni de resoluciones y protocolos sino en la ausencia de una debida supervisión y seguimiento de la implementación de las medidas frente a la crisis sanitaria. Esta discontinuidad entre la reunión del comité de crisis y la atención sanitaria de la población produce conflictos que debilitan la cohesión de los equipos de trabajo. La falta de compromiso en la gestión de parte de las autoridades de los diferentes distritos se traduce en la desunión y el conflicto del propio personal de salud y en la desorganización de las campañas de vacunación. Es interesante, que la mayoría afirma que más allá de que pueda faltar algún recurso, todos tienen la capacitación suficiente para hacer su trabajo, pero que lo más complejo de resolver es la desarticulación de los equipos profesionales porque esto reduce la eficacia y la eficiencia del sistema sanitario.

El agotamiento del personal por esta situación deriva en incertidumbres sobre el sentido de su trabajo, el ausentismo laboral por estrés, la estigmatización en caso de contagio, además de las tensiones entre colegas de trabajo por las vacantes y las guardias.

Un aspecto que preocupa enormemente al personal es el riesgo que asumen en contacto con sus familias debido a la falta de organización y de medidas adecuadas para trabajar más seguros y cuidados. En definitiva, sus familias son el único ambiente donde reciben la contención y cuidados que no se les brinda en el ámbito laboral profesional.

Las y los profesionales de la salud al comienzo de la pandemia son recibidos con alabanzas por los pueblos del mundo. Los pueblos desde los balcones, ventanas y terrazas, cantan y aplauden, agradeciendo: ¡Benditos los que se ocupan de la salud y del cuidado de nuestras vidas! La expectativa se despliega como un reguero de esperanza a través de los medios de comunicación por todo el mundo. Las expectativas están puestas en las manos y el saber de la medicina y la ciencia. Diferentes profesionales de la salud van a ser protagonistas en los medios y en las redes de comunicación.

En la sociedad uno de los primeros síntomas de la disgregación social son los serios problemas para el abastecimiento de elementos de higiene por compras en exceso y acumulación, ante las medidas de aislamiento social. Al mismo tiempo, personas de todo el mundo comienzan a confeccionar barbijos con enorme creatividad, aunque con más o menos información. La pobreza mundial creció casi la mitad más durante la pandemia. La detención de las actividades económicas extraordinarias, sobre todo, las que están ligadas a la acumulación financiera, mostró cuánto afectan al hábitat natural del planeta y la vida de los animales. La diferencia climática entre el norte y el sur globales, con sus distintos gobiernos, fueron generando confrontaciones políticas al ir tomando cada gobierno de cada país sus propias decisiones de forma aislada. Las familias ricas con medios de transporte particulares, y la clase política con medios públicos para el traslado, nacional e internacional, fueron obteniendo sus propios permisos, excepciones, vacunas y contagios.

La aparición de vacunas volvió a poner en tapa las esperanzas en la ciencia. Sin embargo, mientras que los países centrales del norte global han acaparado las vacunas disponibles en el mundo, los países del sur global no cuentan con la disponibilidad mínima necesaria para proteger ni siquiera al personal de salud. La necesidad de vacunar al personal de salud para garantizar la atención a toda la población es una decisión estratégica que en los países del sur está jaqueada por las familias más poderosas que compiten con las medidas políticas de los estados en favor del bienestar general. Muchas de estas familias son dueñas de los medios de comunicación e incluso sus familiares ocupan cargos ejecutivos en los gobiernos, en distintos niveles del Estado. La derivación de vacunas y equipos del Estado a empresas privadas de salud por fuera de los protocolos es una muestra del escaso interés de estos sectores por la protección y el bienestar de toda la población.

El hecho de que a principios de 2021, solamente 10 países del mundo hayan acaparado el 75% de las vacunas producidas a nivel global condujo a que la propia ONU denuncie la desigualdad en el acceso al tratamiento y que solicite a los laboratorios la liberación de las patentes para garantizar la protección de la vida de todas las personas del planeta. Hemos necesitado casi dos años de pandemia para empezar un debate global sobre la necesaria solidaridad entre los países para garantizar la sobrevivencia de la población mundial.

La evidencia de la incapacidad del mercado para dar una respuesta eficiente a la crisis sanitaria está volviendo a poner en valor la tarea de los Estados como líderes en las decisiones y en la organización de los recursos para garantizar la vida de la población. La privatización de las patentes ha costado millones de vidas mientras que unos pocos laboratorios del norte global han tomado pedidos de vacunas de todos los países del mundo, por miles de millones de dólares, sin poder responder con su producción a semejante nivel de demanda y compromisos asumidos.

Aquella triste expresión de Jesús al ver al pueblo como ovejas sin pastor vuelve como una foto del pasado que se revela en el presente con una fuerza inusitada. El consejo de Jesús a sus discípulos camino a Jerusalén de no tener como modelo a los países poderosos que sólo gobiernan abusando de sus recursos y privilegios resuena en el trasfondo de las noticias en las pantallas y los diarios.

La alabanza del pueblo, acompañando a Jesús camino a Jerusalén, renueva la esperanza de volver a vivir en paz entre todos con un liderazgo que se preocupa y se ocupa con la gente. Las muertes y las pérdidas de todo tipo en estos dos años de pandemia llevan a muchas personas a tener esperanzas en milagros y autoridades mesiánicas. Toda una red de empresas de comunicación global trabaja con el miedo y la desesperación de estas personas, mientras desinforma para dividir a la población y atacar a los gobiernos de los Estados en defensa de sus intereses económicos. Los pueblos del mundo están enfrentados y divididos, tanto en la calle como en sus casas, al igual que los equipos profesionales en los centros de salud. Los equipos de salud enfrentan un reto enorme para abordar esta pandemia de manera efectiva. La grieta se basa en la calidad de la información y en los intereses en juego en la comunicación, pero también en la falta de respuestas concretas de cómo salir de esta situación. La falta de humanidad, de empatía, de cuidado mutuo, de solidaridad, decepciona, deprime y enferma sin piedad.

El Papa Francisco dijo que “nadie se salva solo”. El presidente de la ONU expresó que “nadie estará a salvo hasta que todos estén a salvo”. Este sentir crece a lo largo y a lo ancho del mundo. Al decir de Jesús, “si éstos se callan, las piedras gritarán”. Existe una fuerte convicción en la necesidad de afianzar lazos y vínculos para sostenernos mutuamente porque la sobrevivencia humana en el planeta está en peligro.

La salvación bíblica viene de la fe en lo que D-os es capaz de hacer con nosotros. Esta fue la experiencia del pueblo de Israel, al andar por los caminos con su D-os. El liderazgo de Jesús nace de su empatía con quienes más necesitan y se acercan a él para compartir su necesidad y sus dudas, sus vulnerabilidades. Las enseñanzas de Jesús muestran que la ley tiene un límite. No alcanza con decidir qué hacer, sino que también es necesario ver cómo se interpretan estas decisiones en los distintos contextos, organizar grupos de trabajo por regiones y distritos para trabajar con ellos, acordar estrategias junto a organizaciones de la sociedad civil para la implementación de las medidas, y tener especial cuidado con la situación de los diferentes grupos de personas, porque lo justo para todos no siempre es lo mismo para todos por igual.

En tiempos de Jesús, el imperio romano tiene sus leyes y las hace cumplir son sus soldados y funcionarios. El templo tiene sus leyes y las hace cumplir con sus fariseos y saduceos. Jesús, y luego los apóstoles, enseñan que sin ágape nada de todo esto va a funcionar jamás. El mensaje de Jesús es evangelio para el pueblo porque él va al encuentro de los problemas con la gente, ve la distancia entre los principios basados en la fe en D-os y las medidas que se utilizan para el cuidado de la vida de la creación. Jesús ofrece como solución volver a revisar esa fe que los une y profundizar el ágape para una mayor comunión con Dios y entre las personas, para volver a las fuentes y encontrar caminos juntos, y así cuidar entre todos la vida creada por D-os.

El estudio en Argentina plantea en sus conclusiones una serie de medidas a tomar para afrontar la situación: “Estas medidas consisten en mantener conversaciones de apoyo, minimizar la circulación de información errónea, realizar esfuerzos por contener al personal y reducir la ansiedad; todo esto apoyado por capacitaciones y adherencia a las normas de higiene”. Por su parte, la ONU propone organizar “un Grupo de Trabajo de Emergencia integrado todos los actores con poder, experiencia científica y capacidades financieras y de producción para que impulse y coordine la lucha contra la pandemia a nivel mundial”.

El trabajo científico con profesionales de la salud y la organización política más grande del mundo proponen, en el mismo espíritu del Evangelio, buscar soluciones a partir del encuentro entre las personas involucradas y acordar con ellas medidas reales y prácticas que sean más eficaces para contener y acompañar a las personas afectadas por esta tragedia mundial. Estar a la altura de las circunstancias en este tiempo de pandemia implica volver a ser (más) humanos, desarmar todo lo que la ideología de la competencia por ser mejores nos ha negado de nosotros al punto que hemos dejado de creer en lo que somos capaces de hacer unidos entre todos, cuando aceptamos vernos como prójimos entre semejantes.

Este es el milagro que el pueblo espera poder ver de la mano con Dios. El Señor es convocado en su mensaje de comunión para poder vivir la salvación de la vida. Oramos y alabamos para que esto se haga realidad en medio nuestro en el mundo en que vivimos: ¡Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!

Amén.

Bibliografía citada:

Zulma Ortiz; Laura Antonietti; Alejandro Capriati; Silvina Ramos; Mariana Romero; Javier Mariani; Fabián Ortiz; Mario Pecheny; Preocupaciones y demandas frente a covid-19. Encuesta al personal de salud, Medicina Buenos Aires, Vol 80, Suplemento III, medicinabuenosaires/com; 2020-2021.

ONU, Diez países han acaparado el 75% de las vacunas COVID-19 administradas, denuncia Guterres al Consejo de Seguridad, news/un/org, 17 de febrero 2021.

Pastor Jorge Weishein

Fundación Protestante Hora de Obrar

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