Las Iglesias protestantes y organizaciones de fe reunidas en la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas (FAIE) y el Foro Argentina de la Alianza ACT lanzaron una declaración profética rumbo a la COP30, que se celebrará en 2025 en Belém do Pará, Brasil.

El documento busca sumar una voz ética y espiritual a las discusiones globales sobre la crisis ecológica, denunciando que “el modelo económico actual crucifica a los pueblos más vulnerables y devora los territorios que ellos y ellas habitan”.
Desde una mirada de fe, las Iglesias afirman que “la justicia climática es un acto de fidelidad al Dios de la vida” y que cuidar la Creación no es una tarea opcional, sino una expresión concreta de espiritualidad.
“Frente a una sociedad fragmentada, son fundamentales las acciones conjuntas que visibilicen la urgencia del cuidado y la necesidad de actuar desde nuestro compromiso como comunidades de fe”, expresó la pastora metodista Mariel Pons, destacando la fuerza del encuentro ecuménico como espacio de reflexión y acción sobre la Casa Común.
Una voz profética desde el sur
El texto difundido por FAIE y el Foro ACT reclama políticas urgentes en cinco ejes:
- Transición real ya: abandonar el modelo extractivista y garantizar una transición energética justa.
- Agua para la vida, no para el lucro: proteger el agua como bien común y derecho humano.
- Reparación, no ayuda: transformar los fondos climáticos en mecanismos de restitución bajo el principio quien contamina paga.
- Tierras para los custodios: asegurar la titulación de territorios indígenas, afrodescendientes y campesinos.
- Protección profética: implementar el Acuerdo de Escazú y resguardar a quienes defienden la Creación.
“No hay salvación individual en un planeta quebrado. La tierra crucificada por el sistema económico clama por resurrección”, advierte la declaración, en un llamado que combina espiritualidad y compromiso político.
El cuidado como justicia
Las Iglesias alertan que los impactos de la crisis climática son especialmente duros para las mujeres, las niñas y los pueblos empobrecidos.
La directora del Servicio Evangélico de Diaconía (SEDi), Pilar Cancelo, remarcó que “el cambio climático contribuye al aumento de la pobreza extrema en la región” y que las mujeres son las más afectadas por la desigualdad estructural:
“Muchas cargan solas con el cuidado de sus familias en medio de desastres ambientales y migraciones forzadas. Debemos levantar una voz profética porque si no lo hacemos nosotros, ¡hasta las piedras hablarían! El amor al dinero está poniendo en riesgo la Casa Común y con ella la vida de todas las especies. No hay más tiempo que perder”.
El mensaje interpela también al conjunto de la sociedad a asumir responsabilidades colectivas.
“El Evangelio nos llama a la transformación”, sostuvo Leonardo Schindler, presidente de la FAIE y de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata.
“No podemos separar nuestra espiritualidad del cuidado de la creación. La justicia climática no es una opción, es parte esencial de nuestra fe. Dios nos llama a construir paz, equidad y cuidado mutuo en un planeta que necesita sanar.”
Camino a la COP30
La Conferencia de las Partes (COP30) reunirá en 2025 a más de 190 países en Brasil para revisar los compromisos asumidos en el Acuerdo de París. Desde Argentina, las Iglesias evangélicas buscan incidir en ese proceso con una mirada espiritual que enlace la justicia climática con la justicia social y de género.
“La fe nos convoca a cuidar la vida en todas sus formas”, concluye el documento. “Las comunidades de fe no podemos callar mientras el planeta sufre. Cuidar la Creación es amar al prójimo.”
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