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El 8 de marzo representa una fecha histórica de movilización de las mujeres, reconocida en todo el mundo. Es una oportunidad para denunciar las injusticias que aún enfrentamos: la violencia, la desigualdad salarial, la sobrecarga en tareas de cuidados, la falta de acceso a la tierra y las consecuencias del trabajo precario y el desempleo. Miles de mujeres, trabajadoras, madres, jubiladas, productoras de la tierra y cuidadoras, se movilizan por su derecho a una vida digna.

En la actualidad, nuestra región enfrenta dificultades de diversa índole, con una fuerte agenda regresiva y fundamentalista que impacta directamente en los derechos humanos, y especialmente en los derechos de las mujeres. La creciente violencia y una realidad económica apremiante, marcada por la alta inflación y el aumento de la pobreza, afectan en mayor medida a mujeres y niñas en Argentina.

Un informe realizado en 2023 por el ex Ministerio de la Mujer en Argentina destaca que las mujeres ganan, en promedio, un 28,1 % menos que los varones; los sectores de menores ingresos están compuestos casi en un 64% por mujeres; y las mujeres están más expuestas a trabajos informales que vulneran sus derechos laborales. Esto sumado a una carga desproporcionada de responsabilidades domésticas y de cuidado tanto en sus familias como para con sus comunidades, siendo principalmente mujeres quienes llevan adelante las crecientes ollas populares en los barrios populares.

En este sentido, resulta crucial reconocer que la feminización de la pobreza es una característica estructural que en este contexto se ve exacerbada y que requiere un abordaje integral para su erradicación. En este contexto, es imperativo un esfuerzo conjunto de gobiernos, empresas, sociedad civil y organizaciones sociales y basadas en la fe para promover la igualdad de género y velar por un Estado que garantice los derechos para todas las personas.

La Alianza ACT destaca el papel crucial de los actores religiosos como agentes de cambio en esta lucha. “Los actores religiosos están arraigados en las comunidades que sirven y pueden desempeñar un papel fundamental en la promoción de la igualdad y la justicia de género” destacan en su declaración camino a la CSW68*. A través de alianzas estratégicas, pueden acelerar la acción por la justicia de género, transformando normas sociales y reformando leyes para promover la igualdad.

Por otra parte, la ONU Mujeres destaca este año en sus comunicados, la importancia de que los organismos de cooperación financien proyectos dirigidos específicamente a abordar las necesidades y desafíos que enfrentan las mujeres en América Latina. Estos proyectos deben enfocarse en mejorar el acceso de las mujeres a la educación, el empleo digno, la propiedad y los servicios financieros, así como en promover la igualdad de género en todos los aspectos de la vida.

El 8 de Marzo representa una oportunidad para denunciar las persistentes desigualdades y reafirmar nuestro compromiso con la lucha por la igualdad y la justicia de género, trabajando incansablemente para transformar nuestra sociedad en un lugar más equitativo y justo para todas las personas.


*La Alianza ACT es una coalición mundial basada en la fe y los derechos con más de 145 miembros que trabajan en 120 países. Promovemos un enfoque coordinado y dirigido localmente para la promoción, el desarrollo humanitario y sostenible, que incluye la promoción de la justicia de género en todos los niveles. Tenemos más de 30 miembros que participan colectivamente en #CSW68. Fundada en 1946, la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, también conocida como CSW, es el mayor órgano para la formulación de políticas a nivel mundial dedicado exclusivamente a promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres. ONU Mujeres, como la Secretaría de la Comisión, respalda todos los aspectos del trabajo que ésta realiza.

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