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En las últimas semanas vemos como diferentes incendios se propagan por la comarca andina, en la provincia de Chubut. Uno de las principales razones para esto ocurra tiene que ver con los impactos ambientales de la explotación extrema de la naturaleza.

Foto: Télam

Un nuevo foco de incendio azota la provincia de Chubut y ya se quemaron más de dos mil hectáreas de bosques. Pero también destruyó viviendas y no se conoce e paradero de unas once personas. Las lluvias de los últimos días ayudaron a contener los focos, aunque todavía no están controlados.

Un documento del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable reconoce que el “95% de los incendios forestales son producidos por intervenciones humanas. Entre las primeras causas se encuentra el uso del fuego para la preparación de áreas de pastoreo. Otras causas que prevalecen son el abandono de tierras, las fogatas y las colillas de cigarrillos mal apagadas”.

Pero también el modelo extractivo y la explotación excesiva de los suelos generan cambios en los climas. El mismo informe reconoce que “los factores climáticos, como la falta de precipitaciones, las temperaturas elevadas, el bajo porcentaje de humedad, las heladas constantes y los vientos fuertes, inciden en la propagación del fuego”. Es por eso que, las consecuencias del cambio climático como sequías prolongadas o temperaturas elevadas inciden en la propagación de las llamas.

Además de extremar los cuidados de los bosques, es necesario dialogar y reflexionar sobre las acciones humanas sobre la naturaleza. Hay que tomar medidas urgentes e integrales para evitar que los daños sean irreversibles. Por eso la Fundación Hora de Obrar y la Pastoral con la Promoción del Cuidado de la Creación (PPCC) se propone compartir y difundir experiencias agroecológicas y de consumo responsable desde una perspectiva ecoteológica.

Desde la Fundación Hora de Obrar impulsamos el programa Crece Selva Misionera para recuperar 300 hectáreas de bosque nativo en la provincia de Misiones y mitigar los efectos del cambio climático.

“El agua apaga el fuego que arde, y la solidaridad ayuda al perdón de los pecados. Del que hace el bien se acordarán después; cuando resbale, encontrará quien lo sostenga.”

Ecl 3,30-31
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