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Nicolás Rosenthal, director ejecutivo de Fundación Hora de Obrar, compartió algunas reflexiones sobre las consecuencias de la pandemia, cuyo nuevo epicentro es Latinoamérica, unas de las regiones más desiguales del mundo.

«La pandemia sólo ha puesto más al desnudo lo que desde distintos espacios se viene denunciando hace mucho: que el sistema en el que vivimos genera inequidad e injusticia, y destruye nuestro ambiente, generando enormes ganancias para pocos, mientras suma en la pobreza a millones. Es la codicia desembozada y suicida», planteó Nicolás Rosenthal: «A medida que se extiende la pandemia vemos también que quienes finalmente mueren son los más desamparados: aquellos que no pueden acceder a un buen sistema de salud o la tercera edad abandonada en ‘depósitos de ancianos´, aún en el así llamado primer mundo», continuó.

«El consenso de quienes soñamos con un mundo mejor es que de esta crisis no debemos volver a una «normalidad», si eso representa seguir haciendo lo que se hacía hasta antes de la pandemia. Debemos poder ser capaces de plantear un mundo más solidario», concluyó.

Esta lectura compartida se expresó además en comunicados recientes de organizaciones globales de la sociedad civil como la plataforma global Action for Sustainable Development (A4SD – Acción para el Desarrollo Sustentable). A4SD publicó una declaración muy específica con solicitudes a las Naciones Unidas y a los gobiernos del mundo instando a sostener los derechos de todos y todas y proteger el medio ambiente, y que la salida de la crisis no sea volver al punto donde estábamos antes.

Las organizaciones basadas en la fe también dieron a conocer su posición al respecto. En la voz de su secretario general Chris Ferguson, la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR), expresó recientemente que nos recordó recientemente la frase de San Agustín: «La esperanza tiene dos hermosas hijas; sus nombres son Ira y Valor. Ira para indignarse por cómo están las cosas y Valor para tratar que esa realidad no permanezca igual.»

En la misma línea representantes del Consejo Mundial de Iglesias, de la Federación Luterana Mundial y del propio CMIR se reunieron virtualmente en una conferencia a fines de abril, cuyo resultado se expresó en una poderosa declaración conjunta que desataca: «El Covid-19 está eclipsando a muchos con miedo e incluso socavando su fe. En este momento de crisis, necesitamos una teología liberadora junto con un economía redentora. Las causas humanas y las raíces de esta pandemia apuntan a la exigencia de un cambio en el sistema, incluso aún si esto pone de rodillas a los gigantes. Debemos reconstruir mejor para garantizar una economía de la vida basada en la justicia y la dignidad para todos.

Este es un momento profético. Como iglesias podemos ver aquí un camino hacia la nueva creación. Esta lucha podría dar el fruto de la redención de la tierra de la explotación desenfrenada. Esta es una esperanza arraigada no en el fin de los días, sino en la caída de los sistemas pecaminosos. Todo será cambiado (1 Corintios 15:51) si se dice la verdad, se derriban las viejas idolatrías del imperio y la economía, y el cuidado del Creador se refleja en una creación no explotada sin fin sino bendecida profundamente».

Declaración conjunta en inglés disponible aquí:

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